lunes, 23 de julio de 2012

Ignición.

Podría escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos. Podría, pero hasta la tristeza conlleva una belleza que no sabría llegar a transmitirte ni en la peor de mis noches. Y menos aún con palabras.

Hoy, hasta las estrellas parecen solitarias. Miles de esferas brillantes en un lienzo oscuro, tan próximas unas de otras, pero tan distantes... Lo importante, ojos grises, es que siguen brillando. A pesar de todo.

Ojalá mi nombre perteneciera, tan solo por esta noche, a la más mediocre. A la mancha menos visible del cielo. A la esfera menos brillante. Al brillo de tus ojos cada vez que se encuentran con los míos.

Que no son estrellas, pero también me incendian. Aunque lo hagan sin querer.

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