jueves, 31 de mayo de 2012

Reencuentros inesperados.

Hola, ojos grises.

Tras mucho tiempo pensando, he decidido volver a escribirte. Bueno, más que escribirte, que es un acto mecánico bastante sencillo, quiero abrirme a ti. Desnudar mi alma para que puedas verla (leerla, en este caso), y entiendas que hasta las personas más complicadas merecemos la pena. Recuerdo que siempre me decías que debía olvidarme de la tristeza, que la vida está aquí para vivirla. Cada persona vive la vida de una manera, ¿no crees? Para mi nunca fue fácil obviar la tristeza, la desazón, la incomprensión o el miedo. No sé, siempre han estado ahí. Si han formado parte de mi vida, tal vez debería molestarme en reparar todas esas cosas que se quedaron a medias solo porque me decías que "no era lo correcto" o "me hacían infeliz". Te he citado textualmente, espero que eso no te moleste.

Están sonando Los planetas. Me tranquilizan. Santos que yo te pinté me parece grandiosa, desgarradora. Lo cierto es que me rompe un poquito. Me gusta mucho y hace unos días que no puedo dejar de escucharla. Tal vez si cierras los ojos y la escuchas me comprendas un poquito más. Siempre he pensado que compartir la música nos hace más humanos.

Sé que al ver el sobre con mi nombre escrito en tinta azul has puesto una mueca de extrañeza. No sabría darte ninguna razón concreta sobre esta repentina necesidad de retomar el contacto contigo, si te soy sincero. Si dejamos lo políticamente correcto a un lado, tal vez pueda decir que lo hago por egoísmo. Sentirme un poco escuchado, ya sabes. Al menos a ratos, con música de fondo, o en uno de esos momentos de aburrimiento que tienes a veces. Voy a ver qué me cuenta esta vez, que acabo de recordar que tengo por ahí una carta pendiente. ¿Entiendes? Para qué mas. Solo quiero eso.

Y bueno, creo que de momento es todo. Aunque sé que no lo harías aunque te murieses de ganas, te pediría que no me respondieses a ninguna de las cartas que te envío, hará las cosas más fáciles. Solo léelas si te apetece. Si no, pártelas en dos y tíralas a la basura. O guárdalas para cuando te aburras como te decía antes. Pero no contestes.

Espero que vaya todo bien. Te escribiré pronto.

José Carlos.