miércoles, 6 de junio de 2012

Antes.

 No puedes enfadarte conmigo, lo sabes. Lo sabes y te molesta, y tus intentos de evasión son tan inútiles que te ríes. Me encanta la forma en la que te desnuda tu sonrisa. Nos reímos. Somos conscientes de que estamos destinados al fracaso, a caminar con la cabeza gacha, a ver sin ganas el fútbol los domingos. Y a pesar de eso, te desnudas. Y caminas hacia mi provocándome, olvidándote de lo mucho que te odio. Qué de melancolía reflejada en tus ojos, y qué poco te gustan los espejismos. Lo haces aposta. Lo sé. Continúas presionándome. Te huelo y me olvido de todo. Te pruebo y me incendio. Brillas y me asusto, demasiada luz para estos ojos acostumbrados a las tinieblas. Cierro los ojos y me dejo llevar, como un barco a la deriva. Estamos empapados y exhaustos. Hemos vuelto a contagiarnos y volvemos a ser dos putos enfermos.

Te vistes. Te acercas llorando. Empiezo a romperme y te encanta. Tus ojos grises se clavan en los míos, que ya no saben distinguir los colores. Antes de que te de tiempo a coger las llaves acerco lentamente mi boca a tu oído, y con la voz quebrada te susurro una sola palabra: ven.  

Y te vas.

2 comentarios:

  1. Lo cierto es que no sé cómo he llegado aquí pero enhorabuena porque ese pequeño texto tuyo me ha encantado.

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  2. Yo ahora soy lovehappy (hasta que me vuelvan a partir el corazón T_T) pero este texto es tan... tan.. tan ... LO HE VIVIDO! Aish! Precioso

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